Investigadores de la UVa proponen incluir factores locales en el cálculo de las estimaciones de árboles que hay en el planeta

Las estimaciones actuales calculan que hay un trillón de árboles en el planeta. La investigación desarrollada entre otros por Jaime Madrigal del EiFAB-iuFOR del Campus de la UVa en Soria, incrementaría esa cantidad con la incorporación de factores locales en la estimación de su cálculo

Frente al actual sistema en el que sólo se tienen en cuenta macrofactores, como el clima o el suelo. Con esta nueva valoración los investigadores creen que el número de árboles superaría el trillón que se calcula hay actualmente
La investigación, de la que forma parte Jaime Madrigal del Departamento de Ciencias Agroforestales ha sido publicada en la revista “Communications Biology”

¿Cuántos árboles hay en el planeta? ¿Cómo contarlos?

Hoy por hoy, se estima que en todo el planeta hay más de un trillón de árboles (3.04 trillones). Una cantidad que podría ser mayor si se reformula su cuantificación, tal y como propone el investigador del Departamento de Ciencias Agroforestales de la UVa, Jaime Madrigal, en un artículo publicado recientemente junto a otros investigadores en la revista “Communications Biology”.

Actualmente el número de árboles se cuantifica para determinar la reserva de carbono orgánico del planeta, y para ello se tienen en cuenta macrofactores, como el clima, el suelo, etcétera, y la densidad de árboles, es decir, el número de ejemplares por unidad de área. El resultado obtenido a partir de la abundancia de ejemplares en los bosques naturales, tiene relación directa con el funcionamiento de los ecosistemas forestales y con su diversidad a escala global.

“Hay una contabilidad basada en modelos estadísticos con un margen de error que debería incluir cosas que no estamos teniendo en cuenta. Lo que nosotros hemos puesto sobre la mesa, es que para poder cuantificar el número de árboles del planeta hay que tener en cuenta también lo que ocurre localmente, y este es un matiz importantísimo”, señala el investigador de la Escuela de Ingeniería de la Industria Forestal, Agronómica y de la Bioenergía del Campus de la UVa en Soria.

“No se pueden hacer estimaciones con modelos que se basan sólo en los grandes factores, como el clima o el suelo, hay que tener también en cuenta como éstos interaccionan con los factores locales. Entre otros, el autoclareo, un proceso por el que aquellos árboles que van quedando en desventaja competitiva, respecto a la luz o el agua, van muriendo a medida que otros crecen, y que determinan la densidad de los bosques”, añade.

El equipo de investigadores evaluó el impacto del tamaño medio de los árboles de los bosques naturales del mundo y la productividad global sobre la densidad de los árboles. Para ello reunieron un conjunto de inventarios forestales con más de 3000 parcelas distribuidas en áreas naturales protegidas, de 23 regiones de todo el mundo. Específicamente, los datos se obtuvieron del Norte (Estados Unidos), Centro (Costa Rica), y Sur (Ecuador, Brasil, Bolivia, Perú, y Chile) de América; África (Uganda); Oceanía (Australia), Asia (este de Rusia, Bután, y Myanmar) y Europa (Suecia, Suiza, Francia y España). Para cada región la densidad de árboles se estimó como el número de árboles en pie por hectárea y el tamaño medio de los árboles a nivel de parcela, localizadas por GPS. Por último, para medir la productividad se tuvo en cuenta el clima y la fertilidad del suelo.

Los resultados mostraron que en los sitios más productivos del planeta, como el Amazonas, las selvas tropicales o los bosques de latitudes templadas (por ejemplo, la montaña palentina) donde se combinan una buena cantidad de precipitaciones anuales y temperaturas altas, en el proceso de autoaclareo quedan muchos más árboles, probablemente porque la competencia es menor gracias en parte a una mayor diversidad de especies. Pero en los sitios secos o muy fríos, las características que tienen que tener los propios árboles para poder sobrevivir son muy concretas, esto aumenta su parecido, aumentando la intensidad de la competencia y con ello la intensidad del autoclareo.

Teniendo en cuenta estos datos globales, el investigador de la UVa se aventura a estimar que posiblemente la cantidad de árboles estimada sea mayor, ya que teniendo en cuenta sólo el factor del clima, la cantidad de árboles jóvenes en las áreas de clima frío o seco, puede haberse infraestimado .

“El problema es que para realizar estimaciones muy precisas de cuántos árboles hay en el planeta, se necesitan muchos más datos, ya que los que nos proporcionaron para este estudio han sido muy limitados y con unas variables muy concretas. Necesitamos acceder a datos que estén en abierto y que se puedan utilizar, ya que ahora mismo muchos están cerrados por los gobiernos y no permiten acceder a ellos. Además, habría que ir a los bosques de todo el mundo a muestrearlos intensivamente para ver verdaderamente que pasa en ellos”, explica Madrigal.

Dos hipótesis para mitigar el Cambio climático

El investigador acaba de publicar también en la revista “Ecology” el estudio “El calentamiento global como inversor de la direccionalidad en la relación riqueza-abundancia en las comunidades de plantas efímeras mediterráneas” en la que concilia dos hipótesis en las que se trabaja actualmente desde la Ecología de comunidades y que tienen aplicación en estrategias de mitigación del cambio climático.

La primera hipótesis, la de más especies, se basa en la idea de que tener más especies en una comunidad conduce a que ésta sea más productiva y estable; mientras que la segunda, la de más individuos, señala que no hay más producción porque haya más especies, sino al revés, hay más especies, porque el terreno es más productivo.

Madrigal ha demostrado en su estudio desarrollado desde el invierno de 2010 en un área de más de 4 km 2 de la provincia de Segovia, que ambas hipótesis, la de más especies y la de más individuos, se cumplían y alternaban dependiendo de la temperatura media.

“Hemos comprobado que, en los sitios o años productivos, a mayor diversidad más productividad. En los años más cálidos, las altas temperaturas limitan la abundancia, y con ello, la diversidad. Por ello, la diversidad no nos da un plus los años más cálidos, convirtiéndose en una víctima de las condiciones limitantes”, explica el investigador.

“Lo interesante de esto es que nosotros anteriormente lo habíamos visto a nivel mundial con bosques donde las diferencias climáticas están determinadas geográficamente, lo que producen bosques distintos, biomas distintos, con trayectorias evolutivas de especies muy distintas, etcétera. Aquí el conjunto de especies es el mismo y se va reseteando cada año porque son plantas anuales, pero en conjunto son especies que coexisten en el mismo sitio y en el mismo lugar. Esto es lo bonito de este trabajo, que los cambios que hemos visto que suceden a nivel latitudinal, se confirman a nivel local”, concluye Jaime Madrigal.

Madrigal-González, J., Calatayud, J., Ballesteros-Cánovas, J.A. et al. Global patterns of tree density are contingent upon local determinants in the world’s natural forests. Commun Biol 6, 47 (2023). https://doi.org/10.1038/s42003-023-04419-8

Warming reverses directionality in the richness–abundance relationship in ephemeral Mediterranean plant communities. Jaime Madrigal-González, Arantzazu L. Luzuriaga, Adrián Escudero, Pablo Ferrandis, Joaquín Calatayud. Revista Ecology. https://doi.org/10.1002/ecy.3870